Ayer tuve un sueño…

Te llamabas Martin; para los sesenteros que hoy peinamos canas, eras Luther King, un quijote cabalgando la llanura del Mississippi, tropezando con los Molinos de Viento, a sabiendas del topetazo que te ibas a dar. – Ya otros topetazos se habían dado Juan XXIII, Che Guevara, Víctor Jara… – Eras un ser de buena talla, ébano escabullido de la trata humana, luchador consagrado contra la discriminación y defensor tenaz del reconocimiento de los derechos civiles de los negros.

-Ayer tuve un sueño…

Predicabas paz, reconciliación entre negros y blancos; lo creías. Te comprometiste -desde los púlpitos- a la no violencia entre blancos y negros; ofrecías caminos a seguir contra el desamparo racial: paso a paso, hermanados. Desde la honradez y la entereza de tu palabra, sembrabas el reguero de tu calma y tu mesura ante la provocación.

-Ayer tuve un sueño…

Uno de tus primeros y tus más conocidos propósitos fue sofocar cuantos muros y parapetos separaban a los negros de los provechos de los blancos en los transportes públicos de Alabama. Kennedy -tu presidente- te echó una mano en la lucha por la aprobación de un proyecto de ley sobre la integración racial. Respetabas, admirabas a Mahatma Gandhi: La fuerza de la verdad es invencible, si la defiendes con amor. Fue un buen paso conseguir el Premio Nobel de la Paz en 1964.

-Ayer tuve un sueño…

Te asesinaron el 4 de abril de 1968; – dos días después Massiel cantaba en el Albert Hall de Londres el La, la, la y en París comenzaba el Mayo francés -. Se ensañó contigo un fanático racista – James Earl Ray -, disparó contra ti y descarrió las esperanzas de millones de seres. Han pasado cincuenta años y las verdaderas razones de tu atentado mortal no se han hecho a la luz. Demasiada niebla para un hombre tan claro como tú.

-Ayer tuve un sueño…

Miro, escucho las noticias y… ¡Cuánto retroceso! ¡Cuánto camino por volver a recorrer en la igualdad de los seres humanos! Tío Sam sigue haciendo de las suyas. Necesitamos hombres y mujeres buenos como tú, jóvenes incondicionales ante el sajado insensible de los derechos humanos y de la libertad. Sobran muchos profetas chicharras con colmillos de perros. Década a década nos han ido embebiendo las esperanzas guapas.

-Ayer tuve un sueño…